Cuando me muera quiero
que me olviden. Algunos
(muy pocos) llorarán
por un tiempo. No importa:
ya no me enteraré.
Borren mis versos, quemen
mis cosas. (Qué macana:
espichará el Lagarto
y tendré que ocuparme
de su carroña. Digo,
si se muere primero.
Una pala.) O que escupan
sobre mi tumba sin
que nueva hierba brote
de esta maldita tierra
que nunca me acunó.
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