a Pablo Ananía
Pasa un tiempo indistinto
hasta que surge un verso.
Algo que no se puede
medir con los relojes.
Es el tiempo del ángel.
Las cosas se dispersan
y nos miran y siguen
pastando sin pensar.
No se puede ser bueno. Tampoco malo. Todo es como si estuviera prefijado. La noche alumbra las cadenas que nos rigen. No hay nadie que...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario