lunes, 13 de enero de 2025

EL SOL A SOLAS


Te llamaste desierto 
por muchos años. Hoy 
tu nombre es como un rostro 
que encuentro en todas partes. 

La pared podés ser, 
o la mesa, o la pava, 
o mis manos y piernas 
pero nunca mis ojos, 

que son los que atestiguan 
tus maneras, tu luz 
de promontorio fijo. 

Mis ojos, ya silentes, 
miran tu rostro múltiple, 
delirio frente a Patmos. 

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