Sobre la falda, un libro.
Y el mundo más allá.
Y todas las mujeres
que no saben de vos.
Y la puerta, cerrada.
Y envejecer. Y, sí,
su nombre, no su cuerpo,
absenta del no ser
boyando entre las cosas
que significan luz.
No se puede ser bueno. Tampoco malo. Todo es como si estuviera prefijado. La noche alumbra las cadenas que nos rigen. No hay nadie que...
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