El chico me pedía
para una Coca-Cola.
Tenía cuatrocientos,
que es bien poco actualmente.
De a ratos les lloraba
a mis no tengo, urgido
por sus ansias de azúcar,
consumista arrojado
a los márgenes. ¡¿Quién
es quién para negar
una gaseosa?! Sí:
sólo el mismo Sistema.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario