Mi palta, iluminada
a trechos por el sol,
agita dulcemente
su follaje: la brisa
le dedica un momento
de movimiento y parte
y luego vuelve. Pocas
son las cosas que expresan
lo que fue. Mi locura
no es alegre ni triste;
tampoco busca alivio.
No se puede ser bueno. Tampoco malo. Todo es como si estuviera prefijado. La noche alumbra las cadenas que nos rigen. No hay nadie que...
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