Miro en torno y no hay nada
que sirva de refugio
o de reparo. Estoy
a la intemperie dentro
de esta casa, que es mía
y de nadie a la vez.
Corazón: con tus ojos
hacés de todo páramo.
Desesperado vas;
ya casi no latís.
No se puede ser bueno. Tampoco malo. Todo es como si estuviera prefijado. La noche alumbra las cadenas que nos rigen. No hay nadie que...
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