¿Cuándo estarás tranquila,
cabeza? Los recuerdos
tantas veces sombríos
me tunden las entrañas.
(Ángel de la locura,
me rozás y te vas
a repartir más penas
entre otros desgraciados.)
No se puede ser bueno. Tampoco malo. Todo es como si estuviera prefijado. La noche alumbra las cadenas que nos rigen. No hay nadie que...
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