No hay otra cosa. Mesa,
lápiz, cuaderno, libros
y un alma que se sabe
encerrada en un mundo
que acabará con ella,
ida la percepción.
Un mundo inabarcable
pero cerrado, sola
el alma con sus fintas
de algo más y el final
de aquel amor horrendo
que en vilo la tenía
y que ayer feneció.
Cosas, tan sólo cosas,
y el presente, irredento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario