Quiere cortarme el pasto
por lo que sea. Tiene
el cabello blancuzco.
Me señala, a través
de la reja, que tiene
deudas que cancelar.
Está enojado. Trata
de controlarse: poco
lograría gritándome
que nada de esto es digno.
Lo despacho. Se aleja.
Sólo queda escribir,
registrar esta angustia.
Es así. Vamos registrando...
ResponderBorrarGracias por leer, Teresa.
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