Vendrá el otoño, como dijo Bécquer,
una vez más de nuevo
y seguirá viniendo muchas veces
más después del final.
Pero tus labios suaves nunca más
volverán a besarme.
Porque la juventud, que nos unía,
como tu amor se fue.
Alguna vez tendría que aceptarlo.
Mientras tanto, te escribo
otro poema. ¡Ay, no renacerás,
Psique sacrificada!
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